El refrán que repetimos a diario sin saber que era el preferido de Don Quijote

 

Miguel de Cervantes, más allá de parodiar las novelas de caballería en Don Quijote de la Mancha, aprovechó su obra para transmitir la sabiduría popular de su tiempo. Muchos de los dichos que aún forman parte del habla cotidiana española aparecen en los diálogos entre Don Quijote y su fiel escudero, Sancho Panza, lo que ha contribuido a su permanencia en la cultura oral.

Entre los múltiples refranes que aparecen en la novela, hay uno que Don Quijote destaca como el más certero de todos. Se trata de "Donde una puerta se cierra, otra se abre", un mensaje que, siglos después, sigue teniendo plena vigencia. Esta expresión, cuya variante moderna es "Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana", aparece en el capítulo XXI de la primera parte de la obra.

El proverbio que mejor resume la filosofía de Don Quijote

Este refrán encaja perfectamente con el carácter del protagonista: cada vez que sus empresas fracasaban o la suerte le era adversa, Don Quijote no se detenía, sino que buscaba nuevas aventuras. Para él, los obstáculos eran simplemente oportunidades disfrazadas.

Así lo deja claro en uno de sus diálogos más conocidos con Sancho Panza:

"Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: ‘Donde una puerta se cierra, otra se abre’. Dígolo porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos (...), ahora nos abre de par en par otra (...)"

Cervantes, a través de esta escena, no solo ilustra el optimismo obstinado del caballero andante, sino que también eleva este refrán a una categoría universal, dotándolo de un significado inspirador: cada final encierra la posibilidad de un nuevo comienzo.

 

Más sabiduría popular recogida en la obra

Aunque el refrán anterior era el favorito del hidalgo, Don Quijote está plagado de expresiones populares que aún hoy forman parte del lenguaje cotidiano. Una de las más repetidas es "Del dicho al hecho hay un trecho", que aparece en varias ocasiones en boca tanto de Sancho como del propio Quijote.

En uno de los diálogos en los que Sancho se imagina como gobernador, Cervantes usa este refrán para evidenciar la diferencia entre prometer y cumplir, entre imaginar y ejecutar:

"Plega a Dios, Sancho, que así sea, porque del dicho al hecho hay gran trecho."

Esta frase es usada para advertir que no siempre lo que se dice se traduce fácilmente en acciones, una idea tan válida en el siglo XVII como en la actualidad.

El legado oral de Cervantes

El uso abundante de refranes en Don Quijote de la Mancha no es casual. Cervantes emplea este recurso para acercar la novela a sus lectores, reflejar la cultura popular de su época y dotar a sus personajes de un lenguaje cargado de significado.

Gracias a esto, muchos dichos que circulaban oralmente en el Siglo de Oro han llegado hasta nuestros días, y algunos, como el preferido del Quijote,  se han convertido en verdaderos emblemas de la esperanza, la perseverancia y la sabiduría popular española.