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El Rompido, la joya marinera menos conocida de la Costa de la Luz

 

 

La costa onubense, conocida como Costa de la Luz, es un mosaico de playas infinitas de arena clara, marismas, dunas, pinares y pueblos que respiran tradición atlántica. Entre ellos, El Rompido, situado entre Islantilla y Punta Umbría, se mantiene como un rincón más discreto que otros destinos de la zona. Precisamente esa tranquilidad lo convierte en una parada imprescindible: aquí aún se conserva el espíritu auténtico de Huelva, que se vive en sus extensos arenales, se degusta en su gastronomía local y se disfruta en sus hoteles familiares.

Este núcleo costero, perteneciente al municipio de Cartaya, combina el encanto de las típicas casas blancas con construcciones más modernas, aunque siempre con un aire andaluz inconfundible. El pueblo se extiende desde las urbanizaciones de acceso —a solo 15 kilómetros de Punta Umbría— hasta su zona pesquera, donde late el verdadero corazón marinero, junto al puerto fluvial y el paseo marítimo.

En su parte más antigua, donde las casitas encaladas de pescadores miran al río Piedras y a las barcas amarradas en la orilla, se respira la esencia del lugar. Pasear temprano por esas calles silenciosas, con nombres inspirados en la tradición naval (Nao, Galeón, Goleta, Fragata…), es un privilegio para madrugadores que suelen terminar la ruta en la plaza de las Sirenas, desayunando pan con jamón ibérico en alguna terraza.

La vida comunitaria también se refleja en sus tradiciones. En la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, cada último domingo de julio tiene lugar una misa en honor a la patrona de los marineros. Después, la imagen de la Virgen recorre primero las calles del pueblo y luego el río, embarcada en un pesquero adornado, seguida de un cortejo de embarcaciones que la acompañan en procesión.