Higiene íntima
La zona genital posee una piel delicada, adecuada a la
evolución hormonal del ciclo de vida femenino. Por ello, es evidente la
necesidad de realizar una higiene y unos cuidados específicos adecuados para
esta zona.
Debemos recordar que la piel vulvar está en contacto con
secreciones originadas por la vagina, orina, menstruación y sudor, así como
con numerosas sustancias procedentes de tejidos, compresas, productos de
limpieza, espermicidas y medicamentos.
Asimismo, los productos no específicos para la higiene de
la zona vulvar, pueden alterar el equilibrio de la flora natural cuya misión es
la protección frente a las contaminaciones bacterianas. Esta alteración, además
puede producir picor y provocar olores desagradables. Tampoco debemos
olvidar que, por su anatomía, una higiene inadecuada favorece la colonización
por bacterias fecales. Pero también, multitud de inflamaciones vulvares, son
causa de baños demasiado prolongados en aguas jabonosas.
Un jabón íntimo debe eliminar la suciedad fisiológica,
derivada en su mayor parte, de la secreción sudorípara y la proximidad con el
conducto urinario. La limpieza de esta zona sólo con agua es difícil, ya que la
partícula sucia posee una naturaleza grasa y debe ser arrastrada. Por
ello, l os productos para la higiene íntima deben estar concebidos
específicamente para la higiene diaria de la región genital externa. Además,
deben poseer una acción limpiadora muy suave, fisiológica y antiodorante que
respete el ecosistema vulvo-vaginal. El pH del jabón intimo debe estar
ajustado al valor natural de la piel vulvar, sin resecar ni producir
irritaciones, para poder usarlos cada día cuantas veces se
precise. Pero el jabón íntimo también puede incorporar algunos
ingredientes activos con función hidratante, para contrarrestar el efecto
secante del lavado y la desecación propia de la zona en la época
post-menopaúsica. También puede incluir compuestos con acción calmante,
regeneradora y protectora que complementan la higiene en una zona vulvar
erosionada.
Mucha gente desconoce que e l sudor fresco es inodoro, y el olor se desarrolla por la degradación bacteriana de los componentes del mismo. Cuando la densidad bacteriana vulvar es estable, se puede considerar que el olor es fisiológico. Por ello, la acción desodorante natural de un producto se consigue mediante el mantenimiento del pH a niveles fisiológicos. Sin embargo, los desodorantes íntimos se deben aplicar correctamente después del lavado y a una distancia de más de 20 cm para evitar dermatitis irritativa. Asimismo, deben estar exentos de alcohol.