Elena Vecino Cordero
Elena Vecino Cordero nació en Zamora en 1963. Como ella misma explica, fue una niña inquieta y curiosa, interesada por todo cuanto le rodeaba. Desde muy pequeña mostró pasión por los documentales de naturaleza, en donde encontró sus primeros referentes científicos, entre los que destaca el oceanógrafo francés Jacques Cousteau y el naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente. Si bien, lo que finalmente la terminó deslumbrando fue el neurocientífico Santiago Ramón y Cajal, al que no duda en señalar como su ídolo. Estos estímulos, junto con el microscopio que le trajeron los Reyes Magos siendo muy niña, fue lo que finalmente acabó decantando su inclinación científica.
Formación
y trayectoria académica e investigadora
En 1980, y antes de cumplir los 18 años, guiada por sus
intereses científicos, Vecino ingresó en el laboratorio de citología de
la Universidad de Salamanca, lo que le facilitó entrar muy pronto en contacto y
colaborar con investigaciones que se realizaban en distintas partes del mundo.
Poco después empezó a estudiar la carrera de biología en la Universidad de
Salamanca, donde se licenció en 1986 y obtuvo el doctorado tres años más tarde,
en 1989. Paralelamente a todo ello, asistió a clases de modelado en barro en la
Escuela de Artes y Oficios también de Salamanca, lo que le llevó a emplear como
soporte didáctico modelos en barro del cerebro para la defensa de su tesina en
biología, siendo este uno de los primeros indicios de lo que ha sido una
constante en su carrera: su interés por compaginar el arte, la ciencia y la
educación.
Entre los años 1990 y 1992, Elena Vecino obtuvo un
postdoctorado y en 1996 un segundo Doctorado en Ciencias de la Visión, ambos en
la Universidad de Lund. En 1995 se produjo uno de los grandes hitos de su
carrera investigadora al ser nombrada Directora del grupo de Investigación en
Neuro-Oftalmo-Biología experimental, puesto que ocupa desde entonces. En este
puesto ha estado al frente de importantes trabajos sobre el sistema visual con
varias líneas de investigación que se han convertido en referentes en todo el
mundo:
La lágrima: manejada como fuente de información
sobre nuestra salud que contribuye de manera no invasiva a diagnosticar
precozmente y prevenir enfermedades.
El glaucoma: estudio de esta patología
neurodegenerativa y la primera causa de ceguera en el mundo. Sus hallazgos han
permitido establecer los pasos previos al ensayo clínico para su tratamiento.
La retinosis pigmentaria: colaboraciones con
la Universidad de Pensilvania que llevaron a la configuración de la
primera terapia génica de esta patología.
Elena Vecino Cordero ha compaginado su labor científica con la docencia, primero en la Universidad de Salamanca desde 1990 a 1995, año en el que pasa impartir clases como titular en la Universidad del País Vasco, en donde en 2004 obtuvo la Cátedra de Biología Molecular e Histología.