Los Cantaros de Leche
Los cántaros de leche antiguos en España formaban
parte del sistema de reparto a domicilio de leche fresca hasta la llegada de
los frigoríficos, permitiendo a los lecheros transportar la leche recién
ordeñada en estos recipientes de barro o metal, a menudo con la ayuda de
animales de carga, para venderla casa por casa antes de que el desarrollo de las
centrales lecheras y la refrigeración moderna la hiciera innecesaria.
Contexto
histórico y uso
Reparto a domicilio:
El uso de cántaros para la leche fue fundamental en los
hogares españoles, especialmente antes de la popularización del frigorífico, que
llegó a España en 1952.
Lecheros y "lecheras":
El servicio de reparto era común y llevaba a cabo por
lecheros que utilizaban cántaros o cubetas para transportar la leche. En
algunas regiones, como en Canarias, el papel de la lechera (la mujer que vendía
la leche de casa en casa) era vital para la economía familiar, como recoge el
antiguo artículo de la Casa de los Balcones.
Leche fresca:
El objetivo principal del cántaro era mantener la leche
fresca para el consumo diario, ya que no existían medios para su conservación
en los hogares.
Características
y materiales
Diseño tradicional:
Los cántaros para leche, como el resto de los cántaros,
tenían el cuerpo ancho y la boca estrecha para facilitar el transporte.
Materiales:
Se fabricaban principalmente en barro (cerámica) y
también en metal, como la lechera metálica utilizada en las grandes
superficies.
El
cambio hacia la modernización
Las centrales lecheras:
La aparición y desarrollo de las centrales lecheras en
las décadas de los sesenta y setenta supuso un cambio definitivo en el mercado,
concentrando la distribución de leche líquida y marcando el principio del fin
del reparto a granel.
Disminución del comercio tradicional:
El desarrollo de este sistema de distribución y de la refrigeración en los hogares hizo que el oficio tradicional de los lecheros con sus cántaros fuera desapareciendo paulatinamente.