La Edad
de oro
Paloma Chamorro, tras su paso por otros programas de La
2 como Encuentros con las artes y las letras o Imágenes,
planteó el programa como un contenedor cultural que alternaba las entrevistas
en estudio con números musicales y reportajes divulgando a un público
mayoritario los avances
en música, escultura, cómic o pintura, de jóvenes
creadores nacionales e internacionales confinados hasta ese momento a circuitos
marginales
El programa se nutría principalmente de la multiplicidad
de movimientos artísticos y musicales que surgieron tras la Dictadura de
Francisco Franco (1939-1975), hasta ese momento reprimidos por la cultura
oficialista del régimen, y que encontraron su máximo exponente en la
llamada Movida madrileña. Estos movimientos tuvieron escaso reflejo en la
entonces única televisión existente en España, la pública Televisión Española,
hasta que tras la victoria electoral del Partido Socialista Obrero
Español (1982), se produjo una renovación de contenidos y estética en la
cadena con el nuevo equipo directivo al frente del que se situó José María
Calviño.
A lo largo de sus dos años de existencia el programa
avanzó por la línea de la transgresión con las consiguientes polémicas. El
espacio provocó el aplauso de algunos y la indignación y el rechazo de amplios
sectores conservadores que propiciaron críticas feroces desde varios medios de
comunicación escritos. Escenas como la del cantante del grupo The Lords of
the New Church bajándose los pantalones ante la cámara o Pedro
Almodóvar, declarando que su droga favorita era el polvo de ángel,
provocaron escándalo y repulsa.
Las críticas llegaron a su punto máximo tras la emisión
del programa del 16 de octubre de 1984 en el que se mostraron imágenes
consideradas por algunos ofensivas de un crucifijo con cabeza de
cerdo, el simulacro de celebración de una misa católica y una pareja
desnuda en un ataúd. La polémica llegó al Consejo de Administración
de RTVE donde los representantes de Alianza Popular y
de Convergència i Unió consideraron que la emisión incluso vulneraba
la Constitución española. La Conferencia Episcopal
Española presentó una protesta formal ante la cadena por considerar que la
emisión constituyó una agresión "contra la sensibilidad religiosa y moral
de los católicos españoles" y se formularon preguntas parlamentarias en
el Congreso de los Diputados. Finalmente se presentó
una querella por el abogado de Burgos Juan Riu
Izquierdo contra TVE y la presentadora por "profanación de los
sentimientos religiosos". El procedimiento terminaría en el Tribunal
Supremo, que, nueve años más tarde determinó la no existencia de delito.
Las polémicas precipitaron la cancelación del programa
que se emitió por última vez, con una edición dedicada a Violent Femmes,
el 2 de abril de 1985.
Fue considerado por el Grupo Joly uno de los cien mejores programas de la historia de la televisión en España.


